Carta de Santiago Apóstol. 4. 13 a 17

Evangelio de San Marcos 9. 38 a 40

Del salmo 48

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.

1. Escuchen, pueblos todos de la tierra, habitantes del mundo, estén atentos, los ricos y los pobres, lo mismo el hombre noble que el plebeyo.

2. ¿Por qué temer en días de desgracia, cuando nos cerca la malicia de aquellos que presumen de sus bienes y en sus riquezas confían?

3. Nadie puede comprar su propia vida, ni por ella pagarle a Dios rescate. No hay dinero capaz de hacer que alguno de la muerte se escape.

4. Lo mismo que los necios e ignorantes, también los sabios mueren, y a las manos de extraños van a parar sus bienes.

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